Ahora comprendo qué significado esconden
mis latidos acelerados, cada vez
que me dejas oír el suave canto de tu voz.
Hoy sé de dónde provienen mis ganas
de querer verte a diario,
de adorarte como una diosa,
de huir si es necesario para estar contigo.
¡Es amor lo que palpita en mi corazón!
aquél torrente de sangre que hierve al tacto de tu cuerpo
no puede ser otra cosa.
Esta extraña dependencia de tus besos,
la fantasía de mis pensamientos dibujando
cada uno de nuestros encuentros secretos,
mis noches cargadas de angustia cuando
el teléfono no anuncia tu llegada;
todo esto debe tener un nombre.
Cada cosa que fluye en mi mente
tiene el tapiz de tus ojos radiantes
mirándome con un deseo infantil
que convulsiona mi corazón.
¿Qué fuerza es esa que llena de vigor mi alma
sino es la fuerza del amor?
jueves, 24 de diciembre de 2009
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