Una vez más he fracasado
en el intento de abandonar
tus huellas en algún rincón oscuro
para ver si éstas dejan de perseguirme;
No entiendo por qué tarda tanto
en llegar el ocaso de este amor
que ya no tiene ni sueños ni esperanza,
que es sólo un reflejo desdibujado
de la dicha pasada…
He seguido cuanta receta me han dado
para curarme de ti;
come y bebe de otros cuerpos me han dicho;
en lo posible no pases las noches solo,
acompáñate con la sonrisa de una guapa muchacha;
cuando te aceche la nostalgia,
tómate un buen vino
y una vez entrado en la somnolencia
de la embriaguez
pégale un tiro en la frente.
Pero poco o nada me han servido estas ínfulas terrenales,
pues vivo en el fracaso de nombrarte
mientras me acuesto sobre un país desconocido
y despierto abrazando la certeza
de lo incurable de mi mal.