Ahora todo es tuyo:
los tallos fermentadosen el aguacero de diciembre
el longevo reloj
que sacude su polvo siempre a las seis,
los juguetes rotos,
la luna pestañeando
en su dormitar cíclico
un hollín que se irriga
en todas las direcciones.
Todo es tuyo,
tómalo entre tus manos
y vuelve a forjar el barro.